Entrevista para esedosuno (2011)
“ESTOY PREPARADO PARA DEJAR EL OFICIO MAÑANA MISMO O SEGUIR HASTA QUE ME MUERA”
El sótano de un bar de la Cava Baja, en el barrio madrileño de La Latina, fue testigo de uno de los experimentos musicales más aclamados en la España de los años posteriores a la Transición. La Mandrágora, como se llamaba aquel lugar, llevó a coincidir a tres cantautores que hicieron de sus actuaciones un homenaje al ingenio y la creatividad durante innumerables noches de risas y humo en el ambiente. El álbum que Joaquín Sabina, Javier Krahe y Alberto Pérez dejaron grabado hace ahora 30 años sigue siendo una obra apreciada y necesaria para entender la singularidad de sus autores. En el caso del músico de Sigüenza, es un importante punto de interés en una trayectoria más alejada de los focos, pero rica en experiencias alternativas como la radio, la televisión o la dirección de orquesta. Asegura haber jurado que nunca más volvería a ser famoso, aunque admite que la estela de su popularidad le ayudó a mantenerse en la carretera, y en esa inevitable contradicción parece encontrarse todavía mientras ejerce el oficio con el aval de su dominio de la voz y la guitarra.
¿Cómo definiría el proyecto musical que significó La Mandrágora?
Como un encuentro casual que aportó desenfado a la canción de autor de entonces, sin renunciar a la crítica.
¿Qué le viene a la mente cuando piensa en esos tres años de actuaciones?
Lo bien que lo pasábamos.
Sabina contó recientemente en una entrevista que fueron “todo lo felices que se puede ser, no solo en la vida, sino en el oficio” en la época de aquellos conciertos ante unas cuarenta personas. ¿Lo comparte? ¿Qué es lo que a usted le llenaba?
Sí; de hecho, cuando los conciertos empezaron a ser multitudinarios la cosa cambió. A mí me gustaban más los sitios pequeños, donde podías verle la cara a la gente.
Explicó que era el menos ambicioso de los tres componentes del grupo. ¿Qué recompensa ha encontrado en seguir un camino alejado de los circuitos comerciales?
Es que la fama es muy aburrida; no te permite ser tú y no te deja tiempo para nada.
¿Qué ventajas tiene ser un ‘trovador paisajista’, como le han llamado en alguna ocasión?
En mi caso, el poder combinar la música con los paisajes y las visitas por sorpresa a los amigos.
Lo dice y lo repite: la disolución de La Mandrágora se produce al “descubrir que no éramos amigos”. ¿Cómo se llega a ese descubrimiento? ¿Resultó traumático?
Es que ellos querían ser famosos, y yo no. Pero el final, tampoco creo que fuera traumático.
La grabación del disco en directo llegó poco antes de esa separación. ¿En qué se resintió el resultado?
Por entonces, las discusiones entre nosotros ya eran frecuentes. Además, la noche de la grabación, creo recordar que veníamos de viaje y estábamos muy cansados.
¿Con qué canción disfrutaba más?
Con ‘El Bayón de San Mateo’, una adaptación escenificada que hice de un antiguo anuncio radiofónico, y que pasó a ser el fin de fiesta del espectáculo. No recuerdo ahora por qué no se incluyó en el disco; seguramente por alguna cuestión de permisos.
Si tuviera potestad, ¿a qué grupo contrataría para tocar una noche de verano en La Alameda seguntina?
A Renato Carosone.
Imagínese que le llama la JMJ para actuar ante el Papa. ¿Qué diría? En caso de aceptar, ¿cuál sería su repertorio?
Estoy tan seguro de que no va a ocurrir, que me ahorro el trago de tener que pensarlo.
¿Qué sería ahora Alberto Pérez si en lugar de encontrar los instrumentos de la rondalla en Sigüenza se hubiera topado con un balón, por ejemplo?
Jugué de portero alguna vez en el colegio pero, de haber seguido, creo que habría cambiado pronto de afición, al ver cómo se mercantilizaba el deporte.
¿Cuáles eran las expectativas de su generación en la época de La Mandrágora y cuáles son ahora, con la que está cayendo?
Ha cambiado todo mucho, no solo la música. Pero yo no me puedo quejar, pues sigo haciendo lo que me gusta y ganándome la vida con ello.
¿Qué piensa del movimiento 15M?
Que no debe parar y que tenemos que apoyarlo por todos los medios.
¿Y del asunto SGAE?
Que los piratas estaban dentro, como se sospechaba.
Ha dedicado tiempo al estudio de géneros musicales de muchos lugares del mundo. ¿Cuáles le han influido en mayor medida? ¿Alguno le ocupa en la actualidad?
Fue una suerte que me saliera al paso la música afrocubana de los años 40 y 50. En muchos aspectos, me sigue pareciendo que va por delante de la que se hace ahora. Últimamente estoy experimentando con arreglos a capella de algunos de aquellos géneros.
¿Le interesa la nueva generación de la canción de autor?
En conjunto, la encuentro demasiado apegada a la etapa anterior. Le veo más vitalidad al rap, por ejemplo.
Como asiduo que es en el Maratón de Cuentos, ¿sabe ya cuándo pronunciará el ‘Fin’ en lo que a su carrera musical respecta?
Pues no lo sé; estoy preparado para dejar el oficio mañana mismo o seguir hasta que me muera.
Su próxima actuación en Guadalajara, de momento, es el 9 de marzo en el IES Brianda de Mendoza. ¿A qué se debe?
Pues seguramente a que en el Maratón siempre se me ve a salto de mata, y hacía falta un desquite. Trataré de que sea una actuación panorámica, en la que haya de todo.
Entrevista esedosuno: http://esedosuno.tumblr.com/post/10849217564/alberto-perez-estoy-preparado-para-dejar-el-oficio