Alberto Pérez, el Trovador Paisajista

Entrevista para el blog de Irene Ferradas (2010)

‘’VIVO CON LOS MISMOS ANHELOS QUE CUALQUIER OTRA PERSONA: DEDICARME A LO QUE ME GUSTA, VIAJAR Y DISFRUTAR DE UNA BUENA COMPAÑÍA’’

Alberto Pérez con su guitarraEn alguna ocasión se le ha llamado ‘el trovador paisajista’, por aquello de que suele saber combinar dos de las cosas que más le gustan: la música y los viajes. Sin embargo, su trayectoria profesional va mucho más allá: es cantante, compositor, guitarrista, editor discográfico, e incluso ha dirigido un programa de radio, ha trabajado cantando en televisión y hasta como actor.

Pregunta: De entre todas esas ocupaciones, ¿cuál es la que más te llena, y por qué?

Respuesta: Me gusta todo, porque, en mi caso, va todo unido. Pero, si tuviera que elegir, lo primero sería cantar  a capella, y, luego, la radio de madrugada.

P: ¿Cómo convives, en tu día a día, con la música? ¿Qué es lo que más escuchas últimamente?

R: Va por rachas. Hay épocas en las que apenas escucho música, y otras en que lo hago de la mañana a la noche. Estos últimos días he estado escuchando a conjuntos de marimba guatemalteca; y, en general, sobre todo en los momentos de más tranquilidad, escucho a Bach, especialmente sonatas, partitas y suites para  violín o chelo solo.

P: Cuando eres tú el que compone, ¿qué o quienes te inspiran?

R: Pues, o una mujer o la propia música; muchas veces hallazgos surgidos en el  escenario.

P: Eres un ejemplo de cómo Madrid suele atraer, como un imán, a muchos de los que quieren hacer de su arte un medio de vida. Resides en la capital, pero naciste en Sigüenza. ¿Sientes la nostalgia de aquel que cambia su tierra por el cemento, o Madrid te gusta por encima de sus tonos grises?, ¿crees que al final siempre acaba siendo necesario trasladarse a las grandes ciudades, donde hay mayor actividad  cultural, para vivir de hacer arte?

R: Yo tengo la suerte de vivir en el centro de Madrid, pero en un sitio muy tranquilo, donde hasta puedo grabar. En un pueblo, creo que ya no me acostumbraría; me faltaría libertad.

P: Cuando tenías 16 años grabaste tu primera maqueta, con un grupo de pop al que llamasteis ‘Somos’. ¿Qué tal fue eso de llevar pelos largos y cantar en inglés a finales de los 60 y en Sigüenza?

R: Nosotros no fuimos gente demasiado estrafalaria; nuestros ídolos -los Beatles y los Brincos- tampoco lo eran, comparados con otros grupos de la época. Solíamos cantar en español, pero alguna vez nos atrevimos a hacerlo en inglés, aunque sin saber lo que decíamos. Ahora pienso que nuestro público era  bastante condescendiente.


P: Fue durante tu servicio militar cuando tomaste contacto con músicos guineanos, ¿cómo fue esa experiencia?, ¿y qué queda en ti de ese trato con lo militar, qué relación tienes hoy con todo aquello?

R: En aquel momento, esta experiencia debió de ser muy exótica, pero nosotros no le dábamos importancia. Y eso que, visto ahora, no dejaba de constituir un claro desafío al espíritu militar, pues cantábamos y tocábamos en el mismo cuerpo de guardia. Sigo manteniendo relación con varios de aquellos compañeros, aunque ninguno se acabó dedicando a la música ni, por supuesto, se  reenganchó al ejército.

P: Esa primera vivencia con músicos de culturas distintas pudo ser, quizás, lo que despertara en ti el interés por conocer los ritmos de otras partes del mundo. ‘Corazón Loco’, tu programa  de Radio3, estaba dedicado a la música afrocubana. ¿Qué tal fue tu paso por la pecera?

R: Fue una experiencia intensa y un auténtico reto, ya que en aquel momento apenas había material ni documentación disponible sobre esta clase de música. La radio, sí que me resultaba familiar, porque llevaba años visitando las diferentes emisoras, cantando en directo y hablando con los oyentes. Y, en cuanto a los compañeros, había gente muy valiosa; no sé de quién pudo partir la idea de dinamitar aquello.


P: Imagino que, para poder hablar de músicas lejanas-y aunque esto sólo sea una excusa-habrás viajado bastante. ¿Qué país te ha impresionado más conocer? ¿Qué viajes te han marcado de una forma especial?, ¿Cuál es tu próximo destino?

R: Pues, aunque parezca mentira, “Corazón loco” lo hice sin haber estado nunca en América, pero sí es verdad que tenía relación con su música, a través de los músicos caribeños, brasileños y del Cono Sur que pasaron por mi orquesta. En estos últimos años, al actuar en solitario, he viajado mucho -y despacio- por España y Portugal; y no lo cambio por nada. De los viajes por fuera de la península, recuerdo especialmente una gira por Marruecos, mano a mano con el vibrafonista venezolano Alberto Vergara. Y, en cuanto  los próximos, acabo de recibir una invitación para cantar a capella por varias ciudades de Colombia, con el espectáculo “Alberto Pérez y su Orquesta Volátil”.


P: En La Mandrágora, con Krahe y Sabina, hicisteis de la música y el humor una fusión perfecta. Pero en ‘Más allá de la Mandrágora’, que es, por cierto, el nombre de uno de tus espectáculos posteriores, el humor sigue impregnando muchas de tus creaciones. Encima del escenario cantas frases imposibles que cuentan muchísimas cosas sin hilar -sin embargo-dos sílabas con sentido, lo cual tiene bastante mérito. ¿Cómo llegaste a esa forma tan particular de cantar?

R: Practico el scat -como se le llama en el argot del jazz- desde que tengo uso de razón. Para mí, esta modalidad de canto constituye la simbiosis perfecta entre palabra y música, y, con el tiempo, he ido comprobando que lo practicaban muchos de mis músicos favoritos.

P: Y, poniéndonos pejigueros, ¿cómo se sube alguien a un escenario para fabricar carcajadas en el público tras un día de perros?, ¿cómo transformarse en cómico en mitad de un día dramático?

R: Sí, esa es una de las cosas malas de este oficio. Aunque, para mí, lo peor son los catarros; y caen un par de ellos al año.

P: Esa fama de ‘cachondo’, si me permites la expresión, ¿te ha dado problemas a la hora de desarrollar otras músicas en un tono más serio, más formal?

R: No, porque, para bien o para mal, arrastro público de todas las épocas por las que he pasado, y eso hace que en mis espectáculos se combinen los momentos románticos con los festivos. Y creo que eso, en el fondo, es lo bueno.


P: Has dicho alguna vez que a ti te falta algo imprescindible para ser artista: la ambición. Esto te ha llevado a moverte por espacios donde la gran industria musical no cabe, y quizás a sentirte mejor entre amigos, tocando en un café, que en grandes giras con escenarios enormes y fans que se quedan afónicos de gritar tu nombre. ¿Supone algo de esto una renuncia para ti?


R:
He hecho bastantes giras por circuitos grandes a lo largo de mi vida, y no siento ninguna nostalgia de ellas. En cambio, el viajar solo te permite parar donde quieres, o cambiar de planes sobre la marcha, como, por ejemplo, cuando te encuentras con una chica que te gusta. El pequeño precio a pagar por esta forma de entender el oficio, de espalda a la industria y los grandes medios, es que algunas de las etapas de tu trabajo puedan pasar inadvertidas; pero lo doy por bien empleado. Además, tengo un público fiel, que se mantiene en contacto a través de la red y que me sigue a todas partes.


P: Hay varios nombres de ‘grandes’ con quienes has compartido amistad y trabajo. Con la escritora Carmen Martín Gaite fundaste el sello discográfico ‘Avizor Records’. ¿Qué pretendíais ofrecer y a quiénes?, ¿sigue en marcha?

R: Avizor Records se creó para dar a conocer a músicos y poetas jóvenes. Lo financiábamos exclusivamente con los recitales que dábamos juntos, pero, cuando llevábamos publicadas las dos primeras entregas, Carmen falleció. En este momento, el sello no tiene actividad,  aunque no descarto el que vuelva a tenerla.


P: Y hablando de Carmen Martín Gaite, ¿qué lee Alberto Pérez?

R: Pues la mayoría de lo que leo está relacionado con los sitios que visito -geografía, historia, costumbres-. Pero, de todas formas, casi todos los años releo algún libro clásico, sobre todo de autores españoles del Siglo de Oro. El que más, Cervantes; luego Garcilaso, Fray Luis y San Juan de la Cruz; y, por último, Quevedo y Góngora. Ah, y Lope, que es maravilloso y se me olvidaba. Carmen, por cierto, tenía una memoria prodigiosa, y en los viajes me recitaba versos de todos estos autores y de otros muchos. Y lo hacía magistralmente.


P: Con Chicho Sánchez Ferlosio compusiste, entre otras cosas, la banda sonora de la película ‘’Buenaventura Durruti, anarquista’’. Además, has colaborado en diversos proyectos cinematográficos, como tu participación en ‘El viaje a ninguna parte’, del grandísimo Fernando Fernán Gómez. ¿Cómo fue trabajar con él?

R: Fernando era una de las personas más inteligentes que he conocido, de esas que te ven pensar; eso, sí, con unos arranques de mal genio terribles. Yo, afortunadamente, me libré de sus regañinas, y, aparte, me trató siempre con gran respeto; incluso me llegó a llamar en alguna ocasión para consultarme sobre  música.  Chicho, por su parte, fue uno de esos seres que te marcan la vida; nos tratamos asiduamente durante 15 años, hasta que él murió. Dejó escritas canciones memorables pero, aparte, sabía de muchas cosas. Tuvo fama de difícil, pero era simplemente porque a cada uno le decía lo que le tenía que decir.

P: ¿Qué tipo de cine te gusta más?

R: Ahora voy menos al cine, pero durante años acudí a la filmoteca casi a diario. Me gusta el cine de todas las épocas, pero, si no tuviera más remedio que elegir, me quedaría con Buster Keaton.


P: Eres padre de las letras de muchísimas canciones, así que en cierto modo puedes considerarte escritor. Aparte de ello, ¿escribes textos a los que no acompañas de música?

R: Sí, pero normalmente en prosa, y casi siempre sobre seres que han significado mucho para mí. Los últimos fueron precisamente sobre Carmen, Chicho y mi propia madre, que falleció hace dos años. También he escrito narraciones relacionadas con el escenario, algunas de las cuales están integradas en el espectáculo “Más allá de la Mandrágora”.


P: Supongo que a lo largo de todos estos años te habrán sometido a montones de interrogatorios de estos a los que ponemos el eufemismo de ‘entrevista’. Entenderás que, siendo una figura pública, exista un interés especial por saber de ti pero, ¿hasta qué punto ves justificada esta obligación de desenterrar una y otra vez tu historia, de desvelar episodios íntimos, de compartir con cualquiera que lea tus entrevistas tu afición por esto o tu rechazo hacia aquello?


R: No me molesta. Yo también he sentido curiosidad en alguna ocasión por conocer la vida de ciertas personas a las que admiraba. Y, por otro lado, no tengo demasiadas cosas que ocultar; vivo con los mismos anhelos que cualquier otra persona: dedicarme a lo que me gusta, viajar y disfrutar de una buena compañía.


P: Acaba de empezar el 2010. Supongo que habrá mil planes personales, mil inquietudes a por las que antes o después quieres lanzarte. Pero, no sea que las preguntas íntimas empiecen a molestarte a estas alturas del interrogatorio, ¿en qué andas metido ahora mismo a nivel profesional, y en qué proyectos próximos vamos a poder disfrutar de tu trabajo?

R: Pues, en este momento, ando revisando grabaciones de directo, con intención de editarlas o, quizá, simplemente, subirlas a la red. Pero tengo que dejarlo para más adelante, porque la carretera me espera.

Irene Ferradas Torre-Marín. http://aunquenohueleapapel.blogspot.com